martes, 10 de octubre de 2017

Mi verano del 17

Mi verano de aventuras comienza con la anulación de la vuelta y subida al Vignemale, a principios de julio, por culpa de una fuerte nevada que nos imposibilita (a los compis del club Penya Himalaia) hacer la ruta corriendo. Cambio de planes y nos vamos al Rincón de Ademuz a hacer dos rutas fluviales por el rio Tormón i el Bohilgues.
Rio Tormón
Pero como soy un ansias, a la dos semanas programo la misma ruta, pero esta vez con mi hija ya que los Himalaieros no pueden viajar. Hacemos el recorrido, desde Bujaruelo, en dos días y subimos al Vignemale (3298 m.) aunque la idea era sólo hacer cima en el petit Vignemale pero veíamos que llegábamos al refugio de Baissellance con tiempo de sobra y nos enfrascamos en la subida por el glaciar  d'Ossoue. 
Glaciar d'Ossoue
Somos los últimos que subimos así que cuando llegamos nos encontramos con el magnífico regalo de tener la cumbre para nosotros solos. Un lujazo. 
Vignemale
A finales de Julio nos vamos, Amparo y yo, a Italia. Estoy apuntado a la OUT (Orobie ultra trail) 140 km y 9500 D+. Hacemos parada en Avignom, que celebran su afamado certamen de teatro. El pueblo muy bonito y con mucho ambiente.
Al día siguiente llegamos a Bérgamo y descubrimos una ciudad medieval muy bien cuidada y fascinante. Invita a pasear y los turistas no somos muchos.
Bérgamo
Dormimos en un apartamento de la parte alta y por la mañana cogo un bus que nos lleva a Clusone, lugar de donde sale la OUT a las 10 de la mañana.
Momentos antes de la salida
Salida de Clusone
Creo recordar que no dejamos de subir hasta las 15 horas, esto viene a ser unas 6/7 horas subiendo. 
Primera subida desde Clusone
Los paisajes no defraudan y los avituallamientos completos. Nada de lo que quejarse.
A 2300 m.
Voy muy bien aunque, a toro pasado, creo que en la primera bajada larga me cegué y bajé más rápido de lo que me correspondía. Con ello consigo que los cuádricep se me carguen para el resto del ultra. Mala decisión y peor resultado. llego a Valbondione (base de vida) sobre las 10 de la noche. Buena hora para cambiarse de ropa y enfrentarse a la primera noche y a una larga subida que me colocará en el punto más alto de la carrera (2500 m.) cerca del refugio Baroni al Brunone. Pasan las horas y la noche y los quilómetros y subo al refugio de Brunone y bajo y subo y amanece. Sobre las 10 de la mañana por las inmediaciones dei Laghi Gemelli
Uno dei Laghi Gemelli
se nos incorporan los de la carrera de 70 km, que acaban de empezar a correr y nos pasan como una exhalación. Deprime un poco e incomoda bastante porque tienes que apartarte cada poco para dejarles pasar. Creo que es lo que menos me gustó de la carrera. Pasan casi todos y sigo a lo mio. Consumiendo quilómetros y disfrutando de los paisajes. Sobre las 8 de la noche, viendo que ya empiezo a tener alguna pequeña alucinación del tipo de creer ver un aparcamiento de coches donde resulta dificil llegar andando, decido que es hora de ir a la cama así que aprovechando que paso al lado de un robledal, me retiro de la senda y pongo el despertador 25' después. Pienso que no podré dormirme pero antes de acabar el pensamiento ya estoy roque. A los 25' me levanto recuperado y sin alucinaciones. La noche se presenta muy tranquila, pero sobre las 21 horas empiezo a oir algún rayo lejano y caen unas gotas que se agradecen para rebajar el bochorno de la noche. Pero todo eso va en aumento: los rayos se acercan y los truenos están encima mio. La lluvia se convierte en pertinaz y excesiva. Suerte que el impermeable responde. Se me echa encima una niebla espesa, que con la lluvia hace imposible divisar las cintas de la carrera. Por el tiempo que llevo andando creo que ya debería haber llegado al siguiente avituallamiento (¿será una alucinación?) situado en el refugio M. te Poieto (1300 m). llueve a mares y me cuesta la vida llegar al refugio. Sólo pienso en cambiarme de ropa y seguir. Son las 23 horas, llevo 37 horas de mandanga y sólo me quedan 25 km (casi todo de bajada) y 10 horas para acabar la carrera. Lo tengo chupado. pero en el avituallamiento me comunican que la carrera está suspendida. Gran mazazo. Quiero seguir pero no me dejan. Nos tienen parados hasta la 01:30 horas. Acabo destemplado y sin ánimos para continuar así que decido, con mucho pesar, no continuar y abandonar la carrera. Me cuesta decidirme pero estoy frio y sin ganas de seguir. Para otra ocasión lo dejo. mi segundo abandono en ultras tras la del Guara Somontano, hace años.
Desde Bérgamo nos encaminamos a ver la ciudad más comunista de Italia: Bolonia. Famosa por su universidad y por el montón de soportales que tiene la ciudad. Dicen las guias que sumados dan para correr un maratón. pena que aún no esté recuperado de la OUT.
Algunos de los soportales
Nos ha gustado muchísimo. Está bastante bien conservada, no se notan mucho los turistas y de precios asequible. Mucho que ver
Las torres gemelas
 Una de las torres tuvieron que cortarla porque estaba más inclinada que la de Pisa y había peligro de caida. cada rincón de la ciudad te sorprende.
De camino para España paramos en la provenza y dormimos en Le Presbytere que se encuentra en Saint-Étienne-du-Grès, cerca de Saint-Rémy-de-Provence, el pueblo de los artistas. Dimos un paseo por la tarde. El pueblo era bonito, pero aquí si que está todo preparado para los turistas y era un poco agobiante. Dormimos en la casa de un antiguo cura, con la iglesia desamortizada, al lado. 
Le Presbytere
Para acabar el viaje nos vamos con toda la familia a Galicia, a disfrutar de su mar, paisajes y marisco. Esta vista es desde el patio de la casa en la que estuvimos. La ria de Muro desde Porto do Son.
Ria de Muro
Ya en León, en la casa de mis ancestros, hacemos alguna salida más a la montaña.
La primera es a Los Calderones, un bonito barranco de facil acceso. Allá nos vamos toda la familia y disfrutamos de una agradable mañana.
La siguiente ruta es más complicada y voy solo. Subo a la cumbre de la reserva de la biosfera del Omaña y Luna: la Cañada (2161 m.). Ruta circular que parte de Villabandín. Salgo por buenas pistas pero en las cumbres se pierden las pistas, los senderos y suerte que llevo el track para poder guiarme
 Por abajo, paisajes muy chulos, destacando las Fuentes Blancas, con un brollador enorme.
Fuentes Blancas
 Por arriba, las vistas son inmejorables.
La Cañada
Otra de las rutas, saliendo de Puebla de Lillo, consistió en subir a un pico de los más representativos de León: el pico Susarón que con sus 1880 m. se alza como un gran baluarte y excepcional mirador.

Pico Susarón y pantano del Porma
Para acabar el verano decido hacer una ruta que, saliendo de Tonín, un pueblo cerca de Busdongo, me permite recorrer 10 picos de más de 2000 metros: Brañacaballo 2182 m, Carba 2161 m, Peña guazones o Celleros 2128 m, Campastiñosas 2101 m, Vallequín 2079, Aguazanes 2046, El Bolero 2043, Estorbín 2124, Cueto los Barriales 2109, El Cuadro 2089. Como aspecto interesante: la intensa soledad de las montañas leonesas. 6 horas de ruta y no vi a nadie. En la foto se aprecian todas las cumbres. el de la derecha es el Brañacaballo, cima más alta de la ruta. Los otros están numerados de derecha a izquierda. 
Como anécdota curiosa de la ruta contaré que casi al final del recorrido veo un rebaño y se por experiencia que no tienen pastor pero sí unos cuantos mastines leoneses cuidándolas. Normalmente cuando los veo me hago notar para que los perros estén sobre aviso y no reaccionen. Pero ante estos (conté cinco, por lo menos) no me dió tiempo a reaccionar. Iba por el medio de un piornal bastante más alto que yo y muy espeso, lo cual me obligaba a ir a cuatro patas para poder pasar por debajo ya que senda no había. En esa guisa empiezo a oir que los mastines ladran y cada vez los oigo más cerca y no puedo correr por culpa de los piornos que me obligan a estar en cuadrupedia. Un sudor frio empieza a inundarme y pienso que si me matan no me encontrarán en mucho tiempo. Llevo un aparato para asustar perros, lo enfoco hacia atras y ruego que no haya ningún mastín sordo. Parece que funciona. Cuando lo aprieto dejan de ladrar y yo aprovecho para avanzar y salir del piornal. Ahora los veo y me ven y se lanzan a por mí. Yo empiezo a gritar, tirarles piedras y apuntarlos con el aparato de ultrasonidos. Consigo detenerlos pero hasta no haberme alejado suficientemente no puedo relajarme. Una de las peores experiencias con perros en la montaña y mira que he tenido.
Bonita forma de acabar un verano lleno de aventuras montañeras. El que viene más y mejor.

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