domingo, 30 de noviembre de 2014

Marató dels dements

Demencial el marató dels dements, haciendo honor a su nombre. Por si fuera poco el recorrido montañero que nos habían preparado, se nos une un día de perros que hace que muchos se lo piensen antes de salir a correr. Llegamos a Eslida con tiempo para poder tomarnos un café y vemos que la gota fría sigue desparramando ese agua tan necesaria para el país y tan innecesaria para nosotros justamente hoy.
En el bar Paquita, nos comunican que la salida del maratón se retrasa una hora porque están viendo posibles alternativas para evitarnos pasar por las zonas más comprometidas de la carrera. Al final nos van a quitar el cresteo del Gurugú y la bajada de La Cuchara y se queda la carrera en 34 km y 2800 m. de desnivel positivo. A mí, que siempre he sido un ansias no me gusta la decisión pero la acato, siendo consciente de que la responsabilidad de la organización es mucha y si las cosas se complican las evacuaciones siempre son mucho más difíciles. De todas formas el recorte es escaso y nos va a permitir descubrir nuevas sendas como la de la subida de Aín al collado del Ibola.
Dan la salida y llueve a cántaros, constante de la carrera durante la primera hora. A partir del km 11 ya me sobra el primer impermeable y me quedo, sólo, con el fino y la camiseta térmica. Después de Aín me agobia, también, el fino y me quedo solo con la camiseta. Cómo cambia el tiempo en pocas horas.
La sierra de Espadán nos ofrece toda su belleza engalanada con el lustre del agua que ha caído. La conjunción de los árboles, el terreno mojado y la niebla en movimiento provoca, a veces, visiones casi oníricas. La lluvia molesta pero crea imágenes muy bonitas.
Los organizadores nos han preparado una carrera muy completa, pero sobre todo es muy montañera y bastante técnica,
con pasos complicados, que superamos con mucha maestría cómo nos muestra Ramón, uno de los componentes del club Penya Himalaia.
La lluvia pondrá su parte para hacer la carrera más complicada pero nos permite ver una sierra de Espadán diferente con multitud de regatos y agua cayendo por todos los lados. En la foto de abajo vemos a Ximo, otro de los integrantes del team Penya Himalaia, vadeando, a las bravas, uno de esos riachuelos.
La carrera es entretenida y preciosa de principio a fin, en una sucesión de vistas maravillosas. Ximo y Ramón, que eran los encargados de la logística fotográfica se cansaron de hacer fotos porque todo les parecía digno de conservarse en formato digital.
Yo, que pensaba que tenía una de las últimas opciones de poder subir al podio por la dificultad técnica de la carrera, no cogí la cámara para no estar tentado de parar a hacer fotos. Tampoco cogí el cronómetro, ni el GPS, ni iboprufenos, ni pantorrilleras...
Salí, desde el principio, queriendo hacer una carrera sensata pero intentando conseguir un buen tiempo y creo que me salió bien la jugada. no apreté mucho al principio y conseguí, durante todo el recorrido, ir adelantando corredores. Incluso en las subidas, mi punto flaco, adelanté a bastantes más corredores de los que me pasaron a mí.
Entro en meta bastante descansado para la paliza que me he dado
pero contento y más cuando me entero que he sido segundo de la categoría
y más contento cuando veo que al primero lo tuve al alcance. Sólo entró 5' antes que yo, y más contento cuando veo que el tercero lo tenía pisándome los talones a 6'
 Después de la ducha, con agua fría, reconfortante, Alfredo y yo nos tomamos unas cervezas esperando la entrega de trofeos 
 y a que lleguen los amigos fotógrafos del club Penya Himalaia, que hacen su entrada a meta tan contentos con la carrera cómo llegué yo
Para la organización y los voluntarios un 10 y, seguro que los de la Penya Himalaia, el año que viene repetimos.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Antonio...
    Ni los diluvios pueden contigo!
    Lo dicho: felicidades, entre tanta adversidad!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Vicente. La lluvia hizo que la carrera fuera más bonita. Tengo en mente la bajada a Mosquera desde el cerro gordo con el barranco lleno de agua y mira que he pasado veces por ahí pero nunca lo había visto de esa manera.
      Nos vemos por las montañas.

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