jueves, 17 de julio de 2014

Ehunmilak 2014

Difícil me resulta comenzar a escribir la crónica de la Ehunmilak porque son ingentes los sentimientos sufridos,  disfrutados a lo largo de las larguísimas 40 h. 46’52’’ que empleé en completar la ultra.
La mañana del viernes la dedico al turismo,  por los barrios de Beasain, intentando descubrir los lugares más típicos como esta escalera que, según figura en el tablón informativo, no se sabe la fecha de su construcción.
 
Para la pasta party nos conducen a una casona con el aire propio de estas tierras. Este es el conjunto arquitectónico más bonito del pueblo. Parece que pertenecía a la familia que mandaba y, allí, tenían molino y alguna industria más, esto es: toda la riqueza del pueblo.
 
Siguiendo los correctos dictados del ultrailero, como pasta a esgalla, pensando a ver si se me llenan bien todos los depósitos de glucosa y no me da ninguna pájara durante la carrera.
Hacemos un poco de tiempo, me da hasta para hacer la siesta del borrego en el coche y a la salida.

Hay un ambiente acojonante, con Talabarteros y Txistularis y un nerviosismo típico e inherente en todas las salidas de los ultras.
Y dan la salida. Yo me he colocado atrás del todo porque no quiero empezar a correr como un burro, que es muy larga la carrera. La salida es la más emocionante que he realizado en mi vida y, como soy un poco llorón, se me cae alguna lágrima, viendo a toda esa gente aplaudiéndonos.
Unos metros de llano y empieza la primera subida. Saco los bastones, que no volveré a guardar en toda la carrera y para arriba. El tiempo, aún, nos respeta y podemos ver imágenes sublimes del paisaje que nos rodea.
 
Tengo como referencia los tiempos de mi amigo David Ferrández Amigot y voy cumpliéndolos, además sin demasiadas exigencias físicas. El hizo un poco menos de 36 h el año pasado y yo estoy en que puedo hacerlo sobre 37 h. Voy a buen ritmo, subo bien y bajo mejor. Llego a Zumárraga en el tiempo clavado.
Buenos avituallamientos e inmejorables voluntarios animándote continuamente y preocupándose por tu estado.
A partir de Zumárraga, el tiempo cambia y empieza a llover, el típico xirimiri que no molesta. Con una fina capa sobra para vencer en este combate pero las sendas empiezan a ponerse impracticables. Es mejor subir que bajar, especialmente en las zonas donde abunda un barro tirando a amarillento, que hace que resbales de forma temeraria.
La elección del primer par de zapatillas (The north face ultra trail) ha sido un total desacierto. no las había probado en barro y son nefastas. Su poca adherencia consiguen crearme un clima de inseguridad que me hace bajar el ritmo de forma considerable. Así que me veo bajando a trote muy suave por sendas que permiten un buen ritmo de bajada. pero el horno no está para bollos y empiezo a acumular caídas. Al final de la carrera sumaré nueve en total. Creo, sinceramente, que si sumo todas las caídas que he padecido en todas las carreras anteriores desde que empecé con esto de las carreras por montaña, no llegaría a las nueve de esta carrera.
Esto es el norte y aquí llueve, a veces mucho y seguido. El terreno no admite más agua y no drena. Un calvario más sumado al de la carrera. 
De Mandarixa a Azpeitia se hace duro el recorrido. Una de las caídas me produce una fuerte contusión en el vasto externo del cuadriceps derecho y voy a ir arrastrando el dolor durante casi 12 horas. Cuando en las subidas intento hacer un poco más de fuerza con el cuádriceps derecho, se resiente y me duele. Por todo ello pongo a hacer horas extras a la pierna izquierda.
Otra de las caídas me va a dar un fuerte golpe en las costillas de la parte izquierda y me quedo sin respiración y agarrado a un árbol que me impide, al menos, seguir resbalando por la ladera abajo.
Con todo este percal sólo pienso en llegar a Tolosa para cambiarme las zapatillas y calzarme las más fiables Vasque Velócity.
Ya ha pasado la primera noche y me encuentro entero aunque el sueño de hacerla en 37 horas se ha desvanecido en el barro norteño. Llevo 1 hora y 8' de retraso respecto a los tiempos de David y según pinta la cosa, seguro que aumentará la diferencia porque no deja de llover y las sendas están igual o peor de transitables.
Pero con el día llega la luz y los paisajes impactantes y con ellos la alegría de correr. 
Que bien voy. Ni el dolor del cuádriceps, ni la dificultad de poder conseguir la marca apetecida, ni la lluvia, ni el barro. Nada puede con el indómito Antonio. !Aupa! Antonio, como nos dicen los voluntarios y espectadores.
Voy acercándome al Txindoki. por fin voy a poder subir el mítico monte. Mira que tenía ganas de coronarlo. Hago una subida bastante decente y paso por el collado muy bien. Más de 100 km y mucho barro, pero el cuerpo aguanta.
Ya en Lizarrusti , voy pensando en llegar a Etxegárate, sólo son 14 km pero, al final, se van a convertir en los peores km de la carrera. Es un continuo rompepiernas, de sube y baja y las bajadas son malas , pero malas, malas. Aunque la vegetación y su contemplación me da algún respiro.
Especial mención merece la última bajada que nos deja en Etxegárate. Hay pasos en los que me hundo en el barro y las hojas descompuestas hasta la rodilla. No puedo correr, intentando mirar donde ponemos el siguiente paso. Los peores 14 km de la carrera.
Y vamos a por el otro mítico monte: Aizkorri. Hago la subida de noche pero con una luna llena, que con su gran luminosidad permite que pueda apagar el frontal cuando voy por pista y de esta forma integrarme totalmente en el paisaje. 
 Tanto la subida al Aizkorri, como la bajada las hago muy a gusto. Sigo así hasta llegar a Oazurtza. A partir de este avituallamiento las cosas en mi cabeza empiezan a torcerse. Durante muchos km caigo en una repetitiva reflexión fruto de observar que en las subidas y en llano voy bien y puedo correr, si a lo que hago se le puede llamar correr. Pero en las bajadas no voy ni medio bien y pienso de forma obsesiva ¿cuál es la causa de que los cuádriceps sólo me duelan cuando bajo? Sólo a 3 km de meta consigo tener algo de lucidez y recordar que esa es la función del cuádriceps: trabajar en las bajadas. Esta maldita reflexión constituyó una auténtica fuente de desánimo, que acompañé de otra obsesiva idea totalmente desalentadora. Empezó a dominar en mi mente la absurda idea de que ningún corredor tenía que adelantarme y me provocó un agobio creciente. Madre mía que 20 km más desastrosos.
Y lo peor de todo es que tenía la sensación de que no avanzaba, dejé de mirar el gps para no saber lo poco que disminuía la distancia restante. 2 horas 15' para hacer los 10 km  hasta legar a Mutiloa. En Mutiloa, saliendo del polideportivo me llaman y me dicen que no he fichado. Menuda desgracia después de hacer toda la carrera que me descalifiquen por no fichar en el último control. Para pegarse un tiro.
Me quedan 10 km sencillos, casi todo por pista. Si los cojo en un entrene normal no me dan ni para 50' pero con el desgaste acumulado y la cabeza apardalada los hago en 2 horas 26'. Me voy parando a comer moras pero, siempre, con la idea obsesiva de que nadie me adelante. Que suplicio. Pero llegan los últimos km y la poca resistencia que me queda resurge de las cenizas y empiezo a correr y aumento el ritmo para hacer los 2 últimos km por las calles de Beasain lleno de emoción por ver que voy a poder con la Ehunmilak.
Ya en casa sacando la ropa de las bolsas puedo observar, con más detenimiento, los efectos de la amigable confraternización acaecida entre mi persona y el barro del Goierri.

A pesar del sufrimiento, o por ello, y de la dureza acrecentada por la climatología, no puedo dejar de recomendar esta ultra que me ha marcado muy positivamente. Los paisajes que pude ver me dejaron gratos recuerdos en la retina. En todo momento me sentí muy bien tratado y cuidado por toda la gente que me encontré en carrera. Incluso aparecían avituallamientos espontáneos, que agradecía porque me permitían tener una excusa para parar un rato. En fin, todo ha salido fenomenalmente bien. La acabé y con ella, creo que ya he hecho todas las carreras de 100 millas o más que se organizan en el país y Andorra. La del año que viene posiblemente sea en Francia pero no la UTMB sino l'Echappe belle. Ya se verá.

10 comentarios:

  1. Solamente puedo decir “OLE”.
    Frank.

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  2. Sigo sin entenderlo, pero no te preocupes, te seguimos queriendo campeón!!
    Rita

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  3. Respuestas
    1. Muchas gracias compañero. Una ultra para correrla y disfrutarla y padecerla, pero poco.

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  4. Enhorabuena Antonio¡¡¡¡, eres un crack¡¡¡, un referente para mi y para mi hermano, que lo sepas, puedes con todo lo que te echen jajja, me has hecho recordar la carrera del año pasado aunque fue bien diferente, fue muy dura pero por los 35 grados y casi 90% de humedad, en 2012 si que tuvimos un tiempo como el de este año, que se le va a hacer, el norte es caprichoso jajaja.
    Por cierto, los últimos 10km con ese barrizal son mortales ufffff
    cuídate y un abrazo muy fuerte¡¡¡

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    1. Muchas gracias David. Una pena no habernos visto. La próxima será.

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  5. Enhorabuena Antonio!
    Leyendo tu crónica he llegado al final muy cansado..tenso.. con barro..demasiado!
    Al final, con tus 9 caídas, quedará en tu memoria una bonita heroicidad!
    Un fuerte abrazo!

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  6. Gracias Vicente. Si que la guardaré en la memoria como un tesoro.Experiencia fantástica por los paisajes, las noches, los corredores y los voluntarios.
    Un amigable saludo.

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