domingo, 12 de enero de 2014

GR10-Xtrem 2014

3ª GR10-Xtrem que cae a la saca. Es en la que peor tiempo he hecho: 17 H. 10’, sin embargo,
Clasificación.
ha sido la que más he disfrutado porque iba más tranquilo lo cual me permitió contemplar más detenidamente tanto los fastuosos paisajes como los desoladores resultados del incendio de Andilla de hace dos veranos. También pude departir una agradable e instructiva conversación con mis dos buenos acompañantes y amigos: Alfredo y Ramón.
Como todos los años, nos dan la salida a las seis de la mañana (este año salimos sobre unos 5’ más tarde, nada de importancia). 
Antes de dar la salida con Alfredo, Dani y Ramón..
Empezamos suaves ya que, como han cambiado un poco el recorrido, no nos preocupa el tapón que se producía cuando había que trepar y que te podía obligar a estar parado hasta 30’, esperando el turno de trepa. En este punto creo que ha sido un cambio para mejor.
Pasan los km y ya deseamos llegar a Segar para parar un poco y comer algo, pero sólo nos dan aguas o isotónicas, así que cargamos agua y seguimos hasta Serra. Pasamos por la zona más divertida de la carrera: la ascensión de la conocida como via ferrata pirata del Garbí, una subida por un barranco que te obliga a trepar y realizar algún paso un poco complicado.
El trío Calavera.
Con la misma fija idea de picar alguna cosa, nos plantamos en Serra y, tampoco tienen nada para comer. Deben ser cosas de ir de los últimos pero me parece fatal que traten tan mal a los que más sufren en las carreras. Por quedar no les queda ni agua. Nos dicen que más adelante hay una fuente. Seguimos, un poco moscas, y comiendo de lo que llevábamos porque no nos han dado nada y no nos darán nada hasta que lleguemos a Gátova, sobre el km 43 y después de llevar casi 8 horas de esfuerzo. Resumiendo: intendencia fatal, 0 patatero. Llegamos a Gátova con más hambre que Carpanta.

Otra cosa que nos preocupa bastante era la señalización, ya que este año prescindieron de las cintas y sólo teníamos las señales del GR. Pero le habían dado un buen repaso a la pintura de las marcas y, sólo en dos ocasiones tuvimos necesidad de mirar el GPS.
En Gátova sí que hay para comer y los macarrones vuelan pero, también, se han acabado los sándwiches. No pasa  nada. Paramos lo imprescindible y a enfrentarnos con humildad al siguiente desnivel que siempre se me atraganta por culpa de la digestión. Pero, como no podía ser de otra forma, cae y nos adentramos en las largas planicies que nos conducen a Montmayor. Aquí se había acabado la Coca-cola, pero, por  lo menos, había suficientes viandas, a destacar una tortilla de supermercado, que nos supo a gloria a los que nos atrevimos a probarla.
Los km hasta Sacañet se nos hacen bastante pesados. Pasamos por zonas devastadas por el mortífero fuego de hace 2 veranos y resulta deprimente. Alfredo, que va algo medicado por culpa de una muela, da muestras de un cansancio excesivo. Vemos como nos adelantan corredores por todos los lados. Llegamos a Sacañet y Alfredo, pienso que muy acertadamente, decide abandonar o esperar un poco a ver si se recupera. Nos dice a Ramón y a mí que no le esperemos. En el avituallamiento, también, se han acabado los sándwiches. Es nuestro sino en esta carrera: encontrarnos con los avituallamientos algo desprovistos o totalmente vacíos.
Salimos de Sacañet y la subida al puerto de la Bellida y la bajada hasta Canales la hacemos en menos de una hora. Ahora somos nosotros los que adelantamos a todos los que anteriormente nos habían pasado. Llevamos un ritmo endiabladamente bueno.
En Canales paramos a tomar un caldo y salimos escopetados decididos a finiquitar la carrera a todo trapo.
Llegamos a Andilla, después de hacer la larga bajada muy alegremente y pasamos el pueblo enfilándonos al puente medieval para subir la última y minúscula cuestecilla. Nos queda medio km y vemos a unos corredores delante de nosotros. Pensamos que ya no les daremos alcance pero se paran y conseguimos superarlos con nuestra alegre carrera que nos dura hasta la meta.
Allí nos espera Alfredo que nos dice que el próximo autobús sale en 15’. Hemos de tomar una decisión y lo que hacemos es ir al bus y cambiarnos sin ducharnos y sin haber cenado nada, ni tomar la merecida cervecita post carrera. Una pena pero así no hemos de estar desde las 23 h hasta la una de la mañana esperando por el siguiente autobús.
La carrera  no defrauda por el recorrido,  aunque el destrozo del incendio de Andilla ha hecho mucho daño a la zona y el paisaje se ha resentido una barbaridad. Por lo que sí nos ha defraudado es por los avituallamientos. Ha sido duro ir cerrando la carrera porque nos hemos encontrado con los avituallamientos poco o nada avituallados. En fin una pena de manchón para una carrera tan bonita.