domingo, 8 de diciembre de 2013

IV Carrera X Montaña Sierra de Chiva.

Por segundo año nos acercamos a Chiva para participar en la carrera de 61 km. Venimos bien entrenados y, además se han unido al grupo: Ximo y Ramón. También vemos a Eduardo con el que, últimamente, coincidimos tanto en carreras como en entrenamientos.
Los cuatro magníficos.
A las siete dan la salida y, inmediatamente empieza el calvario de las subidas, pero como estamos empezando nos vemos con fuerzas y sobrados. Voy manteniendo un ritmo elevado, corriendo en llano, en subidas ligeras y embalado en las bajadas.
Hasta la subida del pico Yerbas voy, más o menos emparejado con la 3ª clasificada de la general y, pienso que ese es un buen sitio para mí. En las subidas me adelanta con una facilidad pasmosa, pero en las bajadas soy yo el que la supera. Así hasta la cresta del susodicho pico, donde, poco antes de coronarlo me adelanta y no la vuelvo a ver.
Voy por el km 35 y mucho más entero que el año pasado, pero ya cansado y, a veces, sin ganas de correr ni siquiera en terreno propicio, ya no adelanto a nadie en las bajadas y me cuesta mantener la posición. pero solo quedan dos subidas fuertes y mucha bajada.
Voy despreocupado del tiempo, sólo he preguntado la hora en el avituallamiento del km 32 y me dicen que son las 11 de la mañana, que traducido a mi lenguaje carreril viene a ser algo así como: vas muy bien y mejorarás la marca del año pasado.
Bueno me habia quedado en el pico Yerbas intentando seguir a la 3ª clasificada: misión imposible. Así que cambio de misión: acabar entero,
La bajada del pico es larga y al final de la bajada ya no me apetece correr y, menos en el tramo por carretera asfaltada y por el barranco que nos dejan a los pies de la penúltima subida. Que ganas tenía de que se pusiera empinada la carrera para poder caminar. Me adelantan corredores por todos los lados y no me lo explico, porque voy muy bien de tiempo. Acaba la subida y nos introducimos en la senda del mal viaje: via pecuaria que viene desde Teruel y acaba en Chiva, Picassent y la Marjal.
Me quedan unos pocos quilómetros para llegar a la temida senda del Gitam ( que gracias a Paco, artífice de el magnífico track de esta carrera, ya nos ha quedado claro que el nombre se debe a una planta aromática utilizada para infusiones...) Breve inciso y ya estamos al comienzo de la senda: 45º de pendiente. Desde abajo se ven a muchos corredores parados resoplando y cogiendo aire. la suerte es que no tiene mucha longitud y acaba pronto. Y estamos arriba y lo que queda es todo para abajo y voy con muy buen tiempo (acabo de preguntar la hora). Intento correr todo lo que puedo y lo consigo: corro lo que puedo y cuando no puedo camino pero hubiera deseado correr más ya que el terreno es favorable, sólo hay algunos tramos de subida pero con escaso desnivel. Pero no puedo más. 1 Km para meta y sigo caminando hasta 200 m antes de meta, que es de bajada e intento hacer una entrada digna.
Cuando puedo ver el cronómetro observo que acabo en 8:16:47 lo que supone haber bajado mi marca en casi 45'. pienso que tengo el podio asegurado ya que el año pasado con 9 horas quedé el primero.

Pero nada más lejos de la realidad: mi puesto es el 109 de la general y el 4º de mi categoría. Además el 3º, casi me saca 15' y el 1º 1 hora y pico, vamos algo estratosférico y totalmente inalcanzable para mí.
Despues de la pequeña decepción toca ducharse, con agua templada tirando a fria, para aplacar el mal trago.
Recogo el plato de paella, me tomo alguna que otra cervecita, tambien, fria y aprovecho para hacerme una foto con Eduard Jornet, con quien ya había tenido el gusto de hablar el verano pasado en la VCUF.

La carrera es totalmente recomendable, con unos desniveles bestiales, que la acercan a las carreras de los Pirineos. Cuenta, además, con unas sendas bastante técnicas, que es donde me puse ciego a adelantar corredores y con unas vistas magníficas, así como rincones encantadores. Las sendas están todas marcadas, al inicio, con un cartel que nos hace saber de su nombre así como del desnivel al que vamos a enfrentarnos.
Apuntárosla para el año que viene, no os defraudará, pero ir con buen entrenamiento.
Quiero acabar agradeciendo el trabajo de todos los voluntarios así como el buen hacer de Paco, que al final de la carrera nos deleitó con una agradable charla y nos sacó de bastantes dudas, entre ellas la del nombre del Gitam. 
Si nada ocurre, que lo impida, el año que viene allí estaremos de nuevo.

martes, 22 de octubre de 2013

Trail del Rincón de Ademuz. 100 km. 3700 D+

Nuevo y último ultra para acabar el año y, además, de la mejor manera posible: subiendo al podio en primera posición de mi categoría y el 25 de la general. Me ha salido una carrera fenomenal, aunque fui de más a menos, previsible que es uno.
Conocía el recorrido ya que el año pasado hice la de 170 km y los 100 últimos coinciden en las dos carreras. No se si es por el sufrimiento del año pasado pero el caso es que los 100 km de este,  se me han hecho muy llevaderos y los he disfrutado a tope.
Llegamos a Castielfabit el viernes por la tarde, dejamos el material en el albergue de Centenares y vamos a cenar, los seis que compartimos habitación en el albergue,  a una casa rural del pueblo “La casa del Médico” donde nos tratan de forma exquisita.
La salida es el sábado, a las seis de la mañana desde Ademuz. Nos han llevado en autobús desde Castielfabit a la salida ya que la meta es en Castielfabit.
Con Ramón y Alfredo antes de la salida.
Dan la salida y nos adentramos por las desiertas y empinadas calles de Ademuz para llegar al rio Bohilgues (os dejo un enlace con fotos del blog de “Anda con Tiocanya”) una preciosidad de ribera que no podemos apreciar por ser de noche pero que recuerdo perfectamente del año anterior.
Por esta magnífica ribera llegamos a Vallanca y como los vecinos, aún no se han levantado, decidimos seguir corriendo para llegar al siguiente pueblo, que es donde está el primer avituallamiento (km 16). Es posible que en este momento fuera entre los 10 primeros de la carrera y, además, me encontraba fenomenal: sabía que iba muy, demasiado fuerte pero no podía retener el impulso de correr a tope.
Entramos en la sierra del Santerón para coronar el pico Talayón (1601 m.) y punto más alto de la carrera. 
Amanece subiendo al Talayón.
Bueno no lo coronamos porque en el vértice parece que hay una microreserva de flora o fauna y no nos dejan pasar por allí. Tampoco importa, subida de 100 m. que no hacemos.
La bajada del Talayón la hago como me gusta: rápida y ligera llegando al segundo avituallamiento, donde ya ocupo la posición 14 y yo sin casi enterarme que me han adelantado 4 ó 5 corredores desde el anterior avituallamiento. Recapitulo y veo que si. Entre los que me adelantan está Jorge, corredor de Ontinyent y con el que compartí habitación en el albergue la noche anterior. Va muy bien y, aunque hablamos un rato, rápidamente me deja y no volveré a verlo hasta el km 89.
Tras la bajada del Talayón viene una subida en la que el año pasado sufrí lo indecible pero, oh sorpresa, este la hago con sufrimiento pero con entereza y recapacito sobre la relatividad de todos los juicios: el año pasado cuando empecé a subirla llevaba 100 km ya y un pajarón endemoniado y, este sólo 30 km. La cosa cambia mucho.
Pasamos por la base del cabezo y nos encaminamos a Arroyo Cerezo, tercer avituallamiento. Creo que conservo la posición 14 de la general y estoy en plenas facultades físicas. 
Subiendo a los Tres Reinos.
Subo a la Cruz de los Tres reinos (1557 m.) y vuelvo a Arroyo Cerezo, cuarto avituallamiento. He dado una vuelta de unos 13 km bordeando unos cortados impresionantes con numerosas balmas (cuevas) y vallecitos llenos de colores otoñales.
 La salida del pueblo me encamina al barranco de Arroyo Cerezo, con unas estructuras impresionantes. Lo recordaba del año pasado y no me ha defraudado. 
Además tuve la ocasión, fugaz, de divisar un corzo cuando me disponía a hacer el descenso a la ribera del barranco.
El trayecto hasta Centenares es un rompepiernas y ya comienza a pasarme factura el esfuerzo. Quiero correr y no puedo ante el mínimo desnivel positivo. Creo que va a comenzar la etapa de arrastrarse para poder acabar. Maldita mi suerte.
En Centenares (km 67) hay un buen avituallamiento y esta la bolsa con la ropa para poder cambiarme. Únicamente cambio las zapatillas y me doy un poco de vaselina en las partes más conflictivas e, inmediatamente, reemprendo la marcha. He sido rápido pero creo que me han pasado algunos corredores más. Que le voy a hacer.
De Centenares a Tormón es el trayecto que más me ha costado, especialmente la subida siguiente al barranco del Val Seco. Es una subida (200 m de desnivel +) con bastante pendiente y un sufrido firme totalmente inestable que acaba con mi paciencia. Ya el año pasado tuve que hacer varios descansos para poder coronar esta subida. Ahora lo hago con más facilidad pero peor de lo que pensaba. Repongo fuerzas y líquidos en el avituallamiento de Morrones (un avituallamiento sin voluntarios pero muy bien surtido de líquidos). El año pasado no lo vi debido a la pájara que acarreaba conmigo y gracias que iba acompañado de Javi (el de cárnicas Serrano) y su compañero en este tramo tan duro. Siguen unos cuantos km de ascensión muy suave por el camino del Resinoso. Yo no puedo correr y me pasan varios corredores con un alegre trotar que es la envidia de mis ojos. Así y todo, en la bajada a Tormón consigo dar caza a uno de los que me adelantan pero, sólo para que me supere en la siguiente subida después de Tormón.
Tormón.
Penúltimo avituallamiento (km 85), paro lo indispensable y me introduzco en otro oasis de verdor gracias al Rio Ebrón que nos va a agasajar con unas vistas maravillosas a lo largo de su recorrido. 
Son los últimos 10 km pero se llevan bien porque hay mucho que ver. 
Es todo un gustazo correr o trotar o caminar por estas sendas. Voy a adelantar a Jorge que había hecho un carrerón poniéndose en 8º lugar pero tuvo diversos problemas musculares y casi no podía caminar. Me ofrezco a acompañarlo pero rechaza la solicitud y sigo mi renqueante marcha, que no es mucho más rápida que la suya.
Última foto antes de hacerse de noche.
Y poco a poco llego al último avituallamiento (km 95,5). Poco antes me ha pasado otro corredor, intento seguirlo pero, el condenado, corre como si le fuera en ello la vida y a mi sí que me irá si intento seguir ese ritmo así que lo dejo que se vaya, bendito de Dios. Pero por detrás veo otro frontal iluminando la senda porque ya se ha hecho de noche y me digo que ese corredor no tiene que adelantarme, que sólo quedan 4 km y que ya está bien. Empiezo a trotar con poco convencimiento pero me voy enganchando y consigo correr bastante distancia sin pararme. Miro hacia atrás y no veo la luz del  frontal del corredor pero sigo corriendo y, de pronto, veo otras luces de frontal pero ahora por delante y me envalentono y pienso que a falta de 2 km aún voy a adelantar a algún corredor después de estar casi 40 km sólo siendo superado por otros. Me crezco y el ritmo de carrera aumenta y doy caza a los que tengo delante que son dos granadinos con los que compartí la última dura subida antes de Tormón, uno de ellos lleva muy cargados los cuádriceps y su marcha ya no puede ser más rápida. Los adelanto y paso a otro corredor y llego a la base del rio, inicio de la subida a Castielfabit. La primera parte la hago caminando y trepando porque la sendita se las trae pero así que pongo pies en el camino asfaltado me engancho a correr y no paro hasta cruzar la meta, 
donde soy recibido con una fuerte salva de aplausos debido a que es una buena hora para llegar: un poco antes de las nueve de la noche y la plaza está abarrotada. Recuerdo la entrada del año anterior, a las 8 de la mañana del domingo, que casi tuve que despertar a la chica de la organización para que tomara nota de la llegada. Ahora Kike Moret, gran speaker, hace que me sienta importante con la entrada que me procura.
Con Kike moret.
Unas palabras de agradecimiento y vuelta a caminar para llegar a Centenares , ducharme, cenar un bocadillo y beber dos cervezas e irme a la cama.
La mañana del domingo subimos a la plaza de Castielfabit a recibir el trofeo ya que he quedado el primero de mi categoría con un tiempo de 14 h. 40’ 24’’ y 25 de la general. También, viendo las clasificaciones observo que si no hubiera corrido los últimos 4 km no habría quedado el primero ya que el 2º máster entró tan sólo a 2’ 30’’ escasos detrás de mí. Decisión acertada la que tomé cuando vi brillar su frontal en el km 95.
Como siempre que acabo una crónica quiero dejar constancia del ingente trabajo de los organizadores y del trato fenomenal que nos han dispensado en todos los avituallamientos. Carrera recomendable en cualquiera de sus versiones. Mi más rendido agradecimiento a todas las personas que han hecho posible que haya disfrutado tanto durante este fin de semana en el Rincón de Ademuz.



lunes, 30 de septiembre de 2013

Cuerpo, mente, alma, Javalambre 2013. La ultra más salvaje.


Una más para la saca y ya van cinco CMAJ. Es, sin duda, la ultra que más me gusta porque no está masifica, porque pasamos por la sierra de Espadán (para mí la más preciosa de la Comunidad), por la organización, en especial Tomás (alma mater de la prueba) y por la forma especial de marcaje: no existe. La organización nos proporciona el Track y los waypoints y cada uno con su GPS se busca la vida para llegar a meta. Eso supone estar más pendiente del GPS porque es fácil perderse o pasarse de desvío, en fin un aliciente más para hacer la carrera un poco más salvaje.
Como en otras muchas carreras, la historia comienza con mi buen amigo Alfredo y yo cogiendo el coche de muy buena mañana para estar en Alfondeguilla poco antes de las 7 de la mañana, que es la hora de la salida. Por mi parte, la historia comienza un poco antes ya que el viernes por la noche debo asistir a una boda ineludible y que me apetece mucho. Por todo ello hago una buena siesta en previsión de que dormiré poco por la noche. Al final consigo dormir 3 horas y a las 4 h. 30’ suena el despertador.
La carrera, como siempre, inicia su rodadura de forma muy informal diciéndonos Tomás que podemos salir cuando queramos, que no hay disparo de salida ni ninguna otra parafernalia. Así que los cerca de 30 aventureros salimos, unos con mucha prisa y otros, como nosotros, más suavemente, reservando fuerzas desde el primer momento.
Las previsiones del tiempo hablan de que lloverá lo suficiente como para hacernos la carrera un poco más difícil pero no es así y la climatología nos va a respetar durante todo el día. Y digo día porque eso es lo que estuvimos corriendo (cuesta abajo) y caminando: 25 h. 45’.
El paso por la sierra de Espadán, como siempre, es sorprendente y gratificante. Paisaje agreste, adornado con multitud de alcornoques. 

Subimos 7 picos antes de coronar el Espadán, desde donde divisamos el siguiente: la Ràpita. Los pasamos todos alegremente y con la consigna de correr sólo en las bajadas e intentar seguir una media de 4 km y medio por hora. Lo vamos consiguiendo. Por el camino nos servimos de los múltiples alimentos que nos ofrece la santa y buena madre naturaleza que nos permite recoger y comer: moras, higos y uvas, no necesitando más aporte energético que el bocadillo de la comida. Yo, especialmente me pongo ciego, creo que como más fruta que en la última semana.

Pasamos por Pavías y su fuente mágica, de agua clara y sobre todo fresca que nos invita a remojarnos y solazarnos un poco pero no mucho porque si no se nos estropea la media de quilómetros por hora. 

Cerca de Pavías se encuentra Higueras pero con menos encanto y sin fuente así que no nos detenemos y atacamos el alto de las Palomas, la tercera gran altura de la jornada (casi 900 m.). Siendo fieles a la verdad, casi ni nos enteramos de la subida porque es muy tendida y en muchos tramos por pista, que nos permite bastonar alegremente. Debemos ir muy bien porque aún mantenemos una conversación bastante constante y congruente. Yo sigo comiendo de todo lo que encuentro y es comestible. Lo único que no pruebo son los jínjoles y las granadas, los primeros porque no me gustan y las segundas porque no me veía comiéndolas con facilidad.
Desde el alto las Palomas hasta el siguiente pueblo: Montán, todo el camino es de bajada y, aunque, no podemos decir que imprimimos un ritmo frenético a la bajada, si que aumentamos la velocidad de desplazamiento consiguiendo llegar a casi 5 km la hora y nosotros, atontados que estamos, ya nos hacemos cábalas sobre que si mantenemos este ritmo conseguiremos bajar de 23 h.
Llegamos a Montán, donde hay un puesto de control, cargamos agua y a enfrentarnos al desnivel más grande de la carrera: unos 700 m. de desnivel positivo en unos 10 km, que nos dejará en el alto de Santa Bárbara de Pina. Nada más salir de Montán se nos une Ramón Grau, que se había quedado descolgado del grupo anterior hace muchos km y le apetecía compañía. Vamos a compartir la ruta un buen puñado de km. Y también parte de sus longanizas, cosa que se aprecia en la foto de abajo, donde aparecemos todos con el gesto torcido, masticando el delicioso fiambre. 

Tiene gracia la cosa porque Ramón nos invitó a algo de comida pero pensamos que serían barritas o cualquiera otra cosa parecida y , Alfredo y yo, le dijimos a la vez que no , gracias. Pero cuando sacó la bolsa de las longanizas cambiamos, inmediatamente y de forma servil, de parecer para pedirle, rogarle, que nos dejara probarlas.
Esta subida nos va a dejar las cosas claras respecto a medias y otras mandangas. 

La primera es que no vamos a acercarnos a 5 km/h ni en sueños y la segunda es que ya notamos que vamos cansados y la subida, aunque bonita, 

se nos atraganta un poquitín. Lo interesante de la subida es que hemos descubierto una buena zona de rebollones y, además, en el alto las vistas son impresionantes y, sobre todo, se ve Pina, el siguiente avituallamiento, donde nos cambiaremos de ropa y haremos una cena en condiciones, consistente en un consomé, un bocadillo de tortilla francesa con jamón, bebida y café (todo entra dentro de la inscripción, otro aspecto para hacer de esta ultra una de mis preferidas). Aunque estamos cansados decidimos elegir de bebida una litrona, de la cual vamos a dar buena cuenta, especialmente Ramón y yo.
Acabamos la cena y nos ponemos en marcha. Yo intento iniciar un ligero trote pero la tropa se niega, así que seguimos caminando y creo que no volveremos a correr en toda la carrera.
Ramón, que va sintiendo cada vez más dolor en la planta de los pies, va a retirarse en el siguiente control. Lo sentimos porque hemos mantenido una buena conversación que nos ha hecho la marcha más llevadera.
Como dice Tomás, esta etapa de las planicies de Teruel, son duras y necesitamos que la mente trabaje para no desmoronarnos. Además cuando se acaba el llano nos encontramos con la muela de Sarrión que, esta vez, no nos parece tan pesada como las anteriores que la hemos subido. Puede ser porque sabemos que arriba nos espera un avituallamiento con café calentito y tostada con miel preparado todo, con mucho cariño, por el inigualable Ramón. Otra persona importante en la organización de la carrera.
El resto de la carrera es un constante subir hasta llegar a la falda del Javalambre bis (pico al cual los lugareños se refieren como el auténtico Javalambre). Tomás para que no haya dudas con la prueba ha decidido que pasemos por los dos y así está la ecuación solucionada.
Al tiempo que iniciamos la subida del pico Javalambre bis, el sol empieza a despertar ofreciéndonos una imagen fastuosa de la zona. La saboreamos golosamente porque vemos que la niebla se avecina, acompañada de un aire demencial que, en la cresta del pico, nos obliga a ir con cuidado porque nos hace tambalear. Tarea imposible es intentar utilizar los bastones porque la fuerza del aire impide que podamos ponerlo en el suelo. Pasamos el cresterio como buenamente podemos y poco a poco nos acercamos al final, seguidos muy de cerca por el grupo de los Zancadas. Intentamos imprimir un poco más de ímpetu a la marcha por aquello de que no nos sobrepasen justo al entrar por la meta pero ni por con ese aliciente somos capaces de mejorar el ritmo y si entramos un poco antes que ellos es porque iban tan afectados como nosotros.
En meta está Tomás esperándonos y se ofrece a bajarnos al refugio ya que, aunque tenemos fuerzas, ya no nos quedan ganas para caminar más. Subimos al coche y en un periquete nos deja en el refugio donde tomamos un café con leche calentito, nos duchamos y a dormir 3 horitas hasta la hora de la comida.
Este año como hay pocos inscritos bajamos hasta Alfondeguilla en los coches de la organización.
No quiero acabar esta crónica sin volver a recomendarla encarecidamente para si hay algún ultratrailero que lee el relato y le entra el gusanillo. Es dura y emocionante. Con paisajes excepcionales y con mucha aventura.

No sé si el año que viene la haré, pero tengo por seguro que volveré a repetirla.

jueves, 13 de junio de 2013

VCUF 2013.Casi 214 km.

Da bastante rabia estar entrenando todo el año para hacer esta carrera y que al final te la neutralicen. Pero es lo que hay. La organización, viendo los casos de hipotermia y lo mal que planeaba la meteorología tomó la única decisión que debía: neutralizar la carrera y retirar a todos los corredores a las 20 horas o cuando llegaran al siguiente avituallamiento. Yo pude hacer 175 y acabar en Prats. Iba muy bien, para los km y el tiempo que llevaba corriendo. Creo que hubiera acabado en unas 46-48 horas.
La aventura comienza el jueves, con el viaje desde Almussafes a Puigcerdà. Llegada, búsqueda de la pensión, del dorsal, asistencia a la presentación de la carrera y la posterior explicación de la carrera. Una cena temprana y a dormir que la carrera empieza a las 8 de la mañana del viernes.
Duermo como un niño sin preocupaciones. Todo está controlado y no me preocupa en exceso ni el desnivel (20000 m. acumulados), ni los km (214) que me quedan por delante. Me hago fotos con algunos de los conocidos del facebook como Jaume Terés (que no volveré a ver hasta que me pase en el refugio de Malniu)
o los dos Pacos, con los que cuesta Dios y ayuda hacerse una foto y miro a ver si veo a los valencianos.
Saludo a Vicent Barberà, que, al final, va a ser el tercer clasificado de la general y que viene a probarse para el Tor des Geants.
Dan la salida y voy los 2 primeros km al lado de Vicent pero veo que tiene un buen ritmo y yo decido que mi buen ritmo es menor, así que lo dejo que se vaya y yo sigo con mi trote suave hasta llegar a la primera subida del Borne (2208 m.), donde bajo las revoluciones, saco los bastones y hago una subida tranquila pero sin pausas.
La mañana se presenta un poco taponada por las nubes pero no llueve hasta que llego a Saillagouse, donde una ligera y fina lluvia inicial da paso a un aguacero endemoniado , acompañado de granizo. Toca ponerse el impermeable. Llego al avituallamiento con el amigo Gerrit Adriaensen, Francés que sabe de Español, menos de lo que yo se de Francés. Ello nos lleva a una grata compañía de incomunicación a lo largo de muchos km. A veces yo lo adelanto y a continuación es el el que me supera. Así a lo largo de casi 120 km. Excepto 3 corredores que me pasan , va a ser el único con el que voy a compartir algún trayecto de la ruta. eso si: sin decirnos ni mu, pero apoyándonos mutuamente.
La Molina desde la parte Francesa.
En Llívia es la hora de comer y nos tienen preparados unos sabrosos macarrones de los que doy buena cuenta. Mientras como, me van a pasar dos corredores , un chico y una chica: Nuria que va a colocarse primera de la clasificación femenina. Este dato me hace pensar que voy fenomenal y , así es como me siento: muy completo y con ganas de seguir.
Y acabo de comer y sigo subiendo y bajando cuestas por el país vecino. pasando por pueblos encantadores como La Tour de Carol. En el avituallamiento de este pueblo hablo con una voluntaria que empieza a hablarme en francés y acaba pasándose a un español teñido con aires del sur. Me tratan fenomenalmente bien, como en todos los avituallamientos.
Dejo el pueblo y comienza la última subida antes de Ger, donde tenemos el primer cambio de ropa. llego a las 8 de la tarde. me cambio de ropa, zapatillas, pilas... y me como un plato de macarrones, pero no me sientan muy bien. A la salida del pueblo, empezando la ascensión al refugio de Malniu, vomito y empiezo a pensar que esta no va a ser mi carrera. Pero lo pienso poco y evito que esta oscura idea ronde la cabeza. Me cuesta  mucho subir a Malniu pero lo consigo. Allí llego con Jaume Terés pisándome los talones y rápidamente me deja atrás. Veo como se aleja el resplandor de su frontal debido a un ritmo bastante elevado en la bajada del refugio. Cuando llego al siguiente avituallamiento: Meranges, el ya se va nos deseamos suerte y no volvemos a vernos.
Sigue cayendo los km y , también la noche, que ha sido muy agradable y no he necesitado el impermeable. Pero la mañana amanece desabrida y altanera y nos va a tocar las narices. Empieza a chispear pero se aguanta bien.
Llego a Martinet, donde hay un buen avituallamiento y recupero fuerzas, energías y me practico alguna cura en mi maltrecho cuerpo. En la salida del pueblo, empezando la subida al coll de Beixéc empieza a llover con una alegría escandalosa y baja la temperatura.(Es tanto lo que llueve que en el coll hay un avituallamiento de agua pero no están los voluntarios porque no tienen donde guarecerse y han dejado el agua. Agua que no toco pero a la que le hago una foto pensando que puede ser que también sea un control y me digan que no he pasado por ahí).
Pero el material que llevo aguanta y se ríe de las dos horas de chaparrón. Únicamente tengo un poco de frió en las manos pero no me preocupa porque llevo otro par de guantes y unas manoplas impermeables que me pondré en el siguiente avituallamiento, donde, además, me como unas cuantas rebanadas de "pa amb tomaca", que me saben a gloria. Me comentan los voluntarios que algunos corredores ya empiezan a tener signos de hipotermia.
Yo fiel a mi principio único y primordial sigo añadiendo km a la ruta con mi ligero trote, cada vez más ligero pero sin desfallecer y llego a Bellver y vuelta a llover. llamo a casa y me dicen que han neutralizado la prueba en Alp y que no haremos las dos últimas subidas. Es un mazazo pero no puedo hacer nada más que seguir caminando y corriendo y caminando para subir al coll de Font Freda. En este avituallamiento me dejan pasar por los pelos ya que tienen orden de detener a los corredores a partir de las 8 de la tarde. A mi me apetece hacer la bajada hasta Prats. Conozco la zona de Cavalls de Vent, tengo buen recuerdo de ella y me lanzo (no puedo decir que a tumba abierta porque ya no  me da para mucho el resuello) montaña abajo aumentando el ritmo considerablemente debido a la presión a la que voy sometido por si me retiran de la carrera.
Entre el collet de Font Freda y Prats, que son unos 13 km, me detienen 6 veces ( mossos y guadia civil) para preguntarme que dorsal llevo y quien soy y si voy bien. Yo, a todos, les digo que me encuentro muy bien, que voy haciendo una bajada fenomenal, que tengo suficientes fuerzas para seguir, pero, cada vez que me lo preguntan, más me desmoralizan y llego a Prats bastante desmotivado y me dicen que pare allí. de hecho ya me han acercado las bolsas para que me cambie si quiero.
Y así, un poco tristemente, acaba esta carrera que he preparado con tanto esmero a lo largo de todo el año. Y me da pena porque me sentía con fuerzas suficientes como para acabarla y con muy buen tiempo para lo que pensaba que haría.
En Prats, las voluntarias me tratan con mucho afecto y esmero. Incluso me invitan a pizza, que me sabe a gloria y se lo agradezco enormemente. Mientras espero a que me acerquen a Puigcerdà charlo con ellas y con el organizador de la prueba: Eduard Jornet al que le comento lo del equipo obligatorio y el me dice, que viendo lo que ha pasado este año, el próximo serán más estrictos con la presentación del material obligatorio para evitar en lo posible los casos de hipotermia o cualquier otro que se pueda obviar por llevar material adecuado.
Dos encantadoras chicas me transportan en coche hasta Puigcerdà donde doy por finalizada la carrera circular con unas cuantas horas de adelanto respecto a lo que tenía pensado y con un sabor agridulce al no poder realizar todo el recorrido ya que, para mi, hubiera sido  récord de km que no récord de desnivel ya que ese lo tengo en la Ronda dels Cims de 2011.
La carrera merece la pena, si te gustan las ultras. Está bastante bien organizada, señalizada y los voluntarios amables y eficientes.
Los paisajes y los pueblos remarcables. Así que lo tiene todo para disfrutarla que es lo que yo he hecho durante este fin de semana.
Mi ruta en el Wikiloc.

domingo, 26 de mayo de 2013

Volta al terme Fondeguilla 2013

Última carrera antes de la VCUF que me sirve de test para ver cómo me encuentro y para probar el material que llevaré. El resultado ha sido totalmente satisfactorio: me encuentro en el mejor momento de forma que puedo conseguir. 
Hace 3 años corrí esta carrera y hice 6 h 12' y en este, que me propuse hacerla tranquilo, pensaba que acabaría entre las 6 h. 30' y las 7 h. Pero he ido tan bien que pasé por meta en 5 h 24' y, sobre todo, con unas sensaciones fenomenales.
Salimos del pueblo, los componentes del team Penya Himalaia, muy, pero que muy tranquilos cerrando el pelotón y achuchados por los escobas. No teníamos prisa, ya que al no salir de los primeros sabíamos que al abandonar el asfalto y empezar la senda (para subir el mur) se montaría un bonito tapón que nos impediría 
ir a nuestro ritmo. por ello  avanzamos a una velocidad inferior a 6' el km y llegamos a la senda y había poca cola pero aún estaban corredores esperando a enfilarla.
La mañana amanece espléndida. por el oeste está la luna pletórica, haciendo compañía al Pipa, que es el último pico que subiremos sobre el km 30.

Por el este el sol comienza a hacer su aparición para acompañarnos a lo largo de toda la carrera.
En la primera subida nos encontramos con Tomás, el alma mater de Rutómetro.com y artífice de algunas de las mejores carreras de montaña que se pueden hacer en España. (Los de Penya Himalaia volveremos este año, en setiembre, a correr en la CMAJ que organiza Tomás y que para mí es la ultra más auténtica del calendario nacional).
Después de este encuentro seguimos subiendo durante un buen trecho y la senda empieza a despejarse. Yo, que me encuentro muy a gusto les digo a los compis que me piro y empiezo a aumentar el ritmo y por consiguiente a adelantar corredores. 
Al final de la carrera habré adelantado a unos 160 corredores. pero eso no es lo importante para mí: quiero hacer una carrera tranquila que me favorezca seguir entrenado el resto de la semana para acabar toda la planificación anual. la carrera es un continuo subir y bajar. pasamos por la penya Migdia, Penyaba hasta llegar a la nevera (km 15,5) que es el punto más alto de la carrera. Antes de llegar a este punto podemos tener vistas del recorrido de la carrera de la Alcudia de Veo con el pueblo en medio.
Después de pasar la nevera, sobre el km 16 me adelanta el único corredor que me sobrepasa en toda la carrera. Pero me pasa en una subida y a una velocidad pasmosa que me deja patidifuso y con un mar de dudas. Yo me pregunto ¿cómo puede ser eso? la solución la tengo en la meta cuando me entero que la que me pasa es Xari Adrián, que había llegado tarde a la salida y a pesar de todo decidió participar y consiguió un meritorio 3r puesto que hace más grande, si es posible, su figura. En meta consigo hacerme una foto con ella, esperando que se me pegue algo de su genética corredora para que me ayude en la VCUF.
Después de esta cuasi aparición de vista y no vista, continúo bajando y subiendo y continúo adelantando corredores, tanto en las bajadas como en las subidas. A medida que avanza la carrera me encuentro más a gusto porqué veo que resisto bien. y llega el km 20 y el avituallamiento de Marianet y la temida subida a l'alt del Señor. Pero paso por encima de el sin inmutarme o casi sin inmutarme. Voy muy suelto, sin dolor en los músculos y con la mente despejada. Llegan las escaleras del km 25, solución para un paso difícil.
Subo las tres escaleras, la lloma Fogassa, el Rodeno y me voy aproximando al Pipa, última dificultad de la Volta. Desde la cresta ya se divisa la meta 
pero, aún quedan unos 3 km y medio.La mitad es la bajada del Pipa hasta el lecho del Río Belcaire y el resto por la senda asfaltada  que cubre la acequia que va por el cauce hasta la entrada del pueblo. la bajada la hago con la alegría que me caracteriza y adelanto a un montón de corredores que me permiten , con mucha cortesía, adelantarlos, cosa que se agradece enormemente, ya que este es mi terreno, donde suelo ganar mucho tiempo. llego al cauce del río y se que lo que queda es de subida, suave pero subida. temo por mis queridos músculos pero responden muy bien y puedo hacer todo el tramo corriendo, incluso me permito el lujo, para mi y a estas alturas de la carrera, de aumentar el ritmo y adelantar a algunos corredores. Incluso ya dentro del pueblo adelanto a  3 corredores más y paso por la meta cómo hace mucho no pasaba en una carrera: bastante descansado.
La causa de este efecto es que, aunque he bajado mi marca en 43' respecto de la vez anterior que la corrí, la he hecho a un ritmo bastante suave para mis posibilidades, cosa que observo en la lista de clasificación al ver el tiempo de los corredores con los que suelo entrar en otras carreras y están todos ellos entre las 4 h. 40' y las 5 h. 10'.  Yo he entrado con un crono de 5 h. 24', haciendo el puesto 8 de mi categoría y el 120 de la general.
De la carrera y de la organización no van a salir de mi boca nada más que elogios meritorios por hacer de ella un referente dentro del calendario de carreras por montaña del país. Los avituallamientos han estado a la altura de las circunstancias, con todo lo necesario. los voluntarios fenomenales y la meta impresionante tanto en la llegada como la posterior comida y entrega de premios. En fin: un lujazo de carrera.
Track.

lunes, 22 de abril de 2013

Alcudia de Veo-tottrail

Hace una semana de la carrera y no había encontrado el momento de ponerme a realizar la crónica de lo que fue  para mí una de las carreras más bonitas, por el paisaje, y más duras, por el paisaje.
Leí  la crónica de Jose y me parecía como si la hubiera escrito yo por los sentimientos de dolor y satisfacción que destaca en ella.
La carrera surge de la idea de Alejandro Galindo, un gran ultrafondista, de la Alcudia de Veo que quería dar a conocer los lugares por los que se entrena. Cabe destacar, también, la colaboración inestimable de Juanan y Tottrail. Con Juanan conseguí hacerme una foto al final de la carrera, foto que aprecio porque Juanan me cae muy bien y es un gran ultratrailero.
 
Bueno, el caso es que nos preparó una carrera como las que me gustan: con mucha subida para sufrir y mucha bajada, para disfrutar y poco llano.
De la explicación del día anterior queda claro que la salida 

la hemos de tomar con prudencia ya que en los primeros 10 km nos vamos a merendar más de 1000 m de desnivel. Así que, los tres componentes del club Penya Himalaia presentes, salimos suaves y cerrando el pelotón, 


hasta que se acaba el asfalto y empieza la senda que nos lleva al pico Espadán, o casi porque esta vez no lo coronamos.

Aquí me despido de los compañeros y empiezo a adelantar corredores. Contando que salí el último y llegué el 64, adelanté a lo largo de la carrera a 118 corredores.
La subida al Espadán y el Rápita (la mayor altura de la sierra de Espadán) las hago siguiendo las indicaciones de realizarlas despacio ya que queda toda la carrera y parece que va a castigarnos el sol. 

Una vez coronado el rápita nos queda una larga bajada pasando por la nevera de Jinquer, la Font de l’Avellaner  y el Castell de Maus, donde me perdí durante unos 200 m y pude divisar las ruinas del castillo desde su base. Recupero la senda buena y tras subir una ligera cuesta llego a Suera, donde está el cuarto avituallamiento.
Me sorprende la cantidad de bosque que se conserva, 

vamos casi toda la carrera por medio de ellos, lo que nos da el frescor necesario para aguantar mejor los envites del sol. Los pueblos, también, son agradables y conservan parte de su encanto tradicional.
Salgo de Suera bastante entero pensando que ya ha caído la mitad de la carrera y voy cuesta abajo y disfrutando de las maravillosas vistas que, pienso, no pueden mejorarse hasta que en el km 23 ó 24, al girar en un recodo, me doy de bruces con los magníficos órganos de Benitandús y paro para hacer foto porque esta imagen es otra de las muchas que no me esperaba encontrar.
La carrera sigue dándome sorpresas y 1 km más adelante me topo con el pequeñito pantano de Benitandús y el pueblo de Benitandús y, aunque ya empiezo a notar el cansancio, me encuentro fenomenal disfrutando de la inmensa cantidad de sorpresas que nos depara este precioso maratón.
Desde el km 25 hasta el 33 (base de la peña del Pastor o como dice Jose: de la P*t* peña) discurrimos por un terreno variable que nos va a preparar para  esa tachuela. Antes de la subida pasamos por Aín: un pueblo sorprendente por lo bonito y conservado que se encuentra. 

En su fuente meto la cabeza debajo de su chorro para estar preparado para la subida siguiente. ¿Qué decir de esta ascensión? ¡Madre mía¡ Y mira que veníamos avisados y se veía en el perfil. Pero hasta que no la degustas no sabes cómo es realmente. A pesar de que la señalización es buena y se ven las cintas, uno mira hacia arriba y se pregunta: ¿por dónde puedo yo subir hasta esa cinta? Creo que es la subida más dura que he hecho en mi vida. A pesar de todo, corono la maldita peña del pastor y continuo para hacer la última ascensión de la carrera que es corta pero, también, nefasta. Se trata de la senda por la que bajamos en el maratón de Espadán pero en sentido contrario. Y mientras que en el maratón de Espadán suelo bajarla con una alegría casi suicida, en esta carrera hago la subida pensando en suicidarme, con la lentitud que me caracteriza. Me pasan algunos corredores, entre ellos la 3ª clasificada, así que pienso que debo ir bien colocado para poder subir al podio. Por ello decido, una vez acabado de subir todas las pendientes de la carrera, acrecentar el ritmo de bajada.
En el último avituallamiento me dicen que llevo un grupo de 5 corredores delante y me lanzo a por ellos. Consigo enlazarlos y, cuando puedo, los adelanto. La bajada me está costando más de lo que suele ser habitual en mi, debido a que por un error cogí las zapatillas de gore-tex y, con el calor que ha hecho, los pies se me han cocido y llevo las plantas con unas ampollas que me obligan a ir buscando una pisada que no me duela.
A pesar de todo consigo adelantar, desde el pico hasta meta (4 ó 5 km), a unos 10 corredores y llego al pueblo con muy buenas sensaciones: no estoy muy cargado, ni cansado. Pero el podio no puede ser, estoy el quinto de mi categoría y el 64  de la general, con un tiempo de 7 h. 3'.
La carrera es de 10 en todos sus aspectos: por bonita, por dura, por los voluntarios y por Alejandro que se lo ha currado y se lo merece. Enhorabuena.

miércoles, 3 de abril de 2013

Trail des Citadelles 2013

Aprovechando las vacaciones de semana santa y siguiendo el buen consejo de David hemos decidido, parte de la familia, irnos a pasar unos días a Francia y de paso correr el trail des Citadelles, carrera de 73 km con salida y llegada en Lavelanet, pueblo que forma parte de pays d'Olmes.
Los tres días anteriores a la carrera los pasamos visitando pueblos y ciudades de las cuales llevábamos recomendación y sobre todo queríamos ver Carcassonne pero mira tu por donde que fue lo que menos nos gustó de todo lo que vimos. en un orden descendente este sería el recorrido que recomendaríamos de lo que vimos: Mirepoix (pueblo pequeñito con una plaza con casas porticadas totalmente aconsejable), 
Mirepoix
Albi ( lugar donde habitó el obispo carnicero de los Cátaros y que para que el pueblo le temiera hizo construir un castillo-palacio con una torre descomunal que recuerda a la del Señor de los anillos. También hay un muy interesante museo de Toulouse-Lautrec), Narbona, Foix, Saint Lizier (que forma parte del camino de Santiago) y Carcassonne que es como un parque temático lleno de turistas.La imagen de la fortaleza es imponente pero entrar dentro del recinto amurallado y verlo tomado por una multitud de turistas como tu hace que pierda bastante del encanto que tiene.
Y llega el domingo y toca madrugar para tomar la salida a las seis de la mañana. 
Los corredores franceses salen escopetados y allí nos quedamos David, su hermano y yo en medio de la estampida buscando un sitio tranquilo en la carrera. Los tres queremos hacer la carrera en10 horas o un poco menos. Ya veremos en que acaba.
Llueve y vamos pertrechados con el chubasquero y no nos lo quitaremos durante las dos primeras horas. Después del primer avituallamiento en Belesta, deja de llover y toca guardar el chubasquero. En este avituallamiento adelanto a tropecientosmil de los corredores que habían salido a todo trapo.
Aunque no volverá a llover, las sendas están totalmente impracticables, con un palmo de barro en casi todo el recorrido. Aquí abajo dejo un pequeño vídeo de lo que fuimos pisando a lo largo de toda la carrera.

Ni que decir tiene que deseaba pasar por charcos grandes para desprenderme de algo del barro que llevaba en las piernas y zapatillas.
Avanza el día y pasan los avituallamientos y los km y las dos primeras montañas y nos encaramos con la tercera que nos va a llevar al último castillo cátaro que aguantó las embestidas del ejercito del Papa: Montsegur: un castillo situado en el punto más alto de la carrera. 

Castillo de Montsegur
Cuesta subir hasta arriba aunque lo bueno es que la bajada también es larga y nos lleva al tercer avituallamiento en Montferrier. 
Desde aquí nos encaminamos a por el siguiente castillo cátaro: el de Roquefixade que presenta unas vistas del pirineo descomunales como descomunal es la fuerza que hay que hacer para subir hasta allí.
Lo bueno que tiene estar arriba del todo es que ya sólo puedes bajar y empieza el descenso por un camino en bastante buen estado pero pronto recuperamos el barrizal que nos obliga a ir con mucho cuidado porque al menor descuido te puedes pegar un buen batacazo por un resbalón. Además la bajada nos regala la vista de una cascada maravillosa y sensual cercana a Roquefort les Cascades 
que a la postre es el penúltimo avituallamiento y ya sólo quedan 11 o 12 km para acabar. Voy cansado pero voy bien y disfrutando de los paisajes, bosques y praderas del recorrido. Ni se ni quiero saber las horas que llevo corriendo. Ya me enteraré cuando llegue a meta.
Paso por el último avituallamiento y encaro la última subida que me obliga a desprenderme de la camiseta térmica y quedarme sólo con la técnica ya que es solana y hay algo de sol y con el cansancio acumulado se hace sudorosa la subida. llego arriba y grito de alegría porque me quedan 3 o 4 km pero todos de bajada. Así que la carrera ya está resuelta o eso me parece pero le realidad es tozuda y me hace replantearme lo de que todo es bajada. El perfil así lo manifiesta pero es una senda seca a la que le han quitado el barro y le han puesto piedras y rocas por todos los lados y, como llevo los músculos ya algo afectados, me impide hacer un ritmo óptimo para este tipo de bajadas. vamos que cojo esta bajada en un entrene de 20 km y hago cada km en 4'. pero como no es un entrene y si el fin de la carrera, a veces, hasta tengo que ir caminando porque no confío mucho en la pisada.
Y llega la última bajada con cuerda y todo para llegar al pueblo y entrar en meta. 
 
El speaker, que pronuncia mi nombre fatal me dice que he hecho un tiempo de 11 h. Esto es 1 hora más del peor pronóstico que me había hecho. Un poco decepcionado me quedo porque el entrenamiento me va saliendo bien. Quizá es debido al barro que me ha impedido hacer las bajadas como me gustan. Sea lo que sea he de decir que estoy muy contento de haberla corrido porque me ha permitido conocer una zona del país vecino bien bonita.
La carrera ha estado bien organizada y señalada pero algún pero si que le pondré fundamentalmente en la señalización de los km recorridos y en la bolsa del corredor que para lo que nos tienen acostumbrados en España me pareció un poco escasa. También quiero destacar lo que les cuesta a los corredores franceses apartarse para dejarte pasar cuando tu vas más rápido. David al final se cansó y les picaba con el bastón para indicarles que quería pasar. obtenía reniegos pero le abrían el paso. Por lo demás todo ha sido perfecto: los voluntarios muy amables y cordiales.
Carrera recomendable a pesar del barro o también por el barro porque es una experiencia buena el correr bajo esas condiciones.
El recorrido.